Portada de la primera edición de la novela Bom-Crioulo (1895), considerada la obra iniciadora de la literatura LGBT brasileña.La literatura LGBT de Brasil, entendida como literatura escrita por autores brasileños que involucre tramas o personajes que formen parte o estén relacionadas con la diversidad sexual, tiene una tradición que se remonta al siglo xvii, específicamente a la obra del poeta Gregório de Matos, quien a lo largo de su vida escribió una serie de poemas satíricos de carácter homosexual sobre sus adversarios políticos. Las primeras obras narrativas en referenciar la homosexualidad llegaron casi dos siglos después, en las décadas de 1870 y 1880, de la mano de escritores como Joaquim Manuel de Macedo, Aluísio Azevedo y Raul Pompéia. Las obras de estos autores, que en su mayoría se enmarcaban en la tendencia del naturalismo, presentaban una mirada de la homosexualidad basada en concepciones de la época, bajo un estereotipo negativo de desviación sexual. En medio de este contexto apareció la novela Bom-Crioulo (1895), escrita por Adolfo Caminha y tradicionalmente señalada como iniciadora de la literatura LGBT brasileña, además de ser considerada la primera novela LGBT de América Latina. Aunque también compartió una visión negativa de la homosexualidad, fue la primera en centrar su trama en una relación de personas del mismo sexo.
El inicio del siglo xx vio la entrada de autores como João do Rio, que abordó la diversidad sexual en algunos de sus cuentos y de quien se sabía que era homosexual, y la publicación de obras como «Pílades e Orestes», relato homoérotico de Joaquim Machado de Assis, y «O menino do Gouveia» (1914), cuento anónimo considerado la primera obra LGBT pornográfica de Brasil. La novela Vertigem (1926), de Laura Villares, es notoria por ser la primera en abordar el lesbianismo escrita por una mujer brasileña, aunque también da una mirada moralista y condenatoria contra la protagonista.